Los conflictos surgen cuando dentro de las relaciones interpersonales suceden discrepancia de opiniones, expectativas no cumplidas o por factores de la propia convivencia.
Estos conflictos entre padres e hijos surgen de forma cotidiana, pero la trascendencia de éstos depende de la habilidad de las familias para resolverlos.
Si una familia no desarrolla habilidades que favorezcan la solución de los conflictos, entonces se genera con el paso del tiempo una separación afectiva entre los miembros o la convivencia se basa en emociones negativas como enojo, tristeza, rencores, etc.
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